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El verdadero Evangelio de la familia. Perspectivas para el debate sinodal. Juan José Pérez-Soba y Stephan Kampowski

El verdadero Evangelio de la familia. Perspectivas para el debate sinodal, obra de los profesores del Pontificio Instituto Juan Pablo II Juan José Pérez-Soba y Stephan Kampowski, es un libro que reacciona a los escritos del cardenal Kasper acerca de la familia y, más en concreto, a su propuesta de dar acceso a la comunión sacramental a divorciados vueltos a casar por lo civil. El libro es pues oportuno y valiente. Y no sólo eso, sino que además es riguroso, está bien fundado, argumenta con claridad y se mantiene dentro de los límites de un libro serio pero divulgativo, sin caer en el academicismo, por lo que resulta de interés para cualquier persona con un mínimo de formación e interés en este capital asunto.

El libro responde y desmonta las inexactitudes sobre las que el cardenal Kasper ha construido su argumentación, sin renunciar por ello a rescatar aquellos aspectos de los escritos de Kasper que son verdaderos. Sólo esto ya sería un gran servicio, pero hay más. Los autores parten de la postura de Kasper, mostrando que en el fondo no es mas que un legalismo, y la superan con una visión mucho más amplia del matrimonio sacramental y la familia cristiana, donde misericordia y justicia no se contradicen y pastoral no significa ajustar el mensaje evangélico al Mundo.

El libro se completa con un clarificador apéndice que, en forma de 30 preguntas, resume y sintetiza los principales argumentos analizados y ofrece una visión de conjunto muy útil.

El verdadero Evangelio de la familia. Perspectivas para el debate sinodal. Juan José Pérez-Soba y Stephan Kampowski. BAC. 204 páginas

Encontré a Cristo en el Corán. Mario Joseph.

En Encontré a Cristo en el Corán un antiguo imán musulmán originario de Bengala, en la India, nos explica su camino vital hasta abrazar a Cristo como su Salvador. Mario Joseph nos habla de su infancia, de las prácticas musulmanas que no entendía, de su temprana fascinación por Jesús, alimentada por los relatos que sobre Él y su Madre recoge la tradición musulmana, su entrada en una escuela coránica, su decisión de conocer a Jesucristo y su huída de su propia familia. Y lo hace con un tono entusiasta, con el tono del que ha encontrado un tesoro y exulta de alegría y agradecimiento. No busquen una biografía al uso, rigurosa y detallada, ni una escritura virtuosista: Mario Joseph nos entrega un testimonio vibrante, un poco desordenado, repleto de digresiones movidas por ese entusiasmo de quien se siente muy amado por Dios.

El libro, de hecho, es una especie de collage que recoge las vivencias del autor junto a reflexiones diversas. Abundan las relativas al modo en como los musulmanes viven el Islam, una visión desde dentro que nos aporta interesantes matices. Asimismo, Mario Joseph introduce frecuentes comentarios de carácter teológico, algunos, piadoso, otros. Estos últimos, que suelen aparecer en la estela de alguna vivencia, exhalan fervor. También son frecuentes las historias que encierran un mensaje, especie de parábolas, todas ellas con un aire oriental muy característico que nos traslada al modo de predicar en la cultura india y bengalí.

Entre los pasajes más estrictamente teológicos, creo que hay que distinguir. Por un lado nos encontramos con un capítulo, en el que resume qué es el Islam, muy conseguido y que podría leerse de forma independiente, casi como un folleto bastante bien logrado y veraz (no en vano el autor fue un imán musulmán, se nota que sabe de qué está hablando). Las reflexiones sobre otras religiones son bastante más superficiales y su visión teológica del puesto que ocupa la religión cristiana y Cristo en relación a las otras religiones se desliza peligrosamente hacia un sincretismo en el que todo es bueno.

En definitiva, estamos ante un libro que es ante todo un fervoroso testimonio, una llamada a amar a Cristo, con un estilo muy peculiar, abundantes reflexiones piadosas y aportaciones teológicas dispares.

Encontré a Cristo en el Corán. Mario Joseph. Libros Libres. 230 páginas.

El paraíso en la Puerta. Fabrice Hadjadj.

Fabrice Hadjadj nos ha sorprendido ya en varias ocasiones con un acercamiento diferente a cuestiones clave, una manera de mirar a las cosas que es a la vez fresca, original y profundamente arraigada en la tradición, con especial atención a Santo Tomas y al pensamiento judío, del que es heredero según la carne. El resultado final es una ortodoxia que suena diferente, que aparece como si la escucháramos por primera vez y llegáramos a ella por caminos insospechados. Todo ello, además, aderezado con una erudición teológica, filosófica, literaria, que a algunos puede parecerles excesiva pero que habitualmente resulta brillante.

En esta ocasión Hadjadj aborda el tema del cielo, de la vida eterna, un tema del que los cristianos hablamos poco y que debería estar muy presente en nuestras vidas, pues es el destino que anhelamos y el objeto de nuestra esperanza. De hecho, uno sospecha que la pérdida de esperanza es uno de los grandes males que nos afligen. Hadjadj tiene el acierto de no centrarse sólo en el cielo, sino en el camino que nos lleva a él y de las consecuencias que ese anhelo de cielo tiene en nuestras vidas terrenales. Se incluye aquí unas muy interesantes reflexiones acerca de la que quizás haya sido la mayor lacra social de los últimos cielos: el intento de construir un cielo en la Tierra, que como ya se sabe origina, indefectiblemente, un infierno.

El libro es voluminoso y muy rico, y de él podemos extraer temas y cuestiones que dan para reflexionar y aprender abundantemente… y sin embargo, creo que Hadjadj no se ha librado del todo de la maldición que dicta que hablar de aquello que ni el ojo vio ni el oído oyó siempre deja un regusto a fracaso. Le pasó a Dante, cuyo infierno es mucho más potente que su cielo, y ya en el siglo XX le pasó a Robert Hugh Benson, cuyo Amo del mundo es superior a Alba triunfante. Ahora, en mi opinión, le ha vuelto a pasar a Hadjadj: el libro es valioso, pero no está al nivel de, por ejemplo, La fe de los demonios.

El paraíso en la Puerta. Fabrice Hadjadj. Nuevo inicio. 498 páginas

San Lorenzo y el Santo Grial. Janice Bennett

Las antiguas tradiciones tienden a confundirse con leyendas cuando quienes las reciben se han distanciado del espíritu de sus antepasados. De esa manera acaba por acusarse a quienes nos pretejieron de oscuros, crédulos e ignorantes. Y nos imaginamos que inventaron historias, que se transmitieron por fuentes que ahora catalogamos de poco fiables, como los trovadores, las canciones populares o las leyendas.

Sin embargo, conforme los estudios se vuelven rigurosos (muchas veces a fuerza de ensayo y error) y la tenacidad de algunos o el inmenso presupuesto de otros, que permite incluso algún trabajo serio, se descubre que lo narrado por lo que se consideraban fábulas de vieja o invenciones piadosas para momentos de desolación, tiene un trasfondo histórico y, en ocasiones, que éste es muy sólido.

Esto es lo que sucede con el Santo Grial, que se venera en la Catedral de Valencia y que, en España, no es justamente considerado. Cierto que hay algunos trabajos muy serios de autores nacionales y otros han dedicado un considerable empeño a darlo a conocer. Aún así hay que saludar este libro de Janice Bennett, que aúna investigación y divulgación y de nuevo vuelve nuestra atención sobre la Copa que Jesucristo utilizó en la Última Cena.

Lejos de las invenciones a las que son dadas las mentes sin esperanza en el intento de perderse en un mundo que se les antoja mejor dispuesto que el que habitan, Bennett recopila los datos que nos han llegado en torno al venerable Cáliz y, como si de una historia se tratara, nos lo relata para nuestra información y alegría.

Parece que el Grial estuvo en Roma y que, en tiempos de persecución, cuando San Lorenzo fue martirizado, éste dispuso, antes de su muerte, que la preciada reliquia fuese puesta a salvo. Así llegó a España. Aquí siguió un peligroso periplo, pasando por tres monasterios de los Pirineos (entre ellos San Juan de la Peña), y teniendo que ser escondido en diversas ocasiones para evitar su profanación (la última vez durante la Guerra Civil). Finalmente se encuentra en Valencia, donde es custodiado con respeto y veneración de los fieles.

Cuando uno reflexiona sobre el deseo de algunos por destruirlo y en el celo de otros por impedirlo, aun con grave riesgo, no deja de pensar en la verdad de lo que algunos llaman ‘leyenda’. Si, además, la arqueología indica que la forma de la copa y los materiales son los propios de la época de Cristo, aumenta la perplejidad, el asombro o la convicción, según el lugar dónde nos encontremos.

A la vista de esta historia, narrada minuciosamente por la autora, se comprende también que la leyenda artúrica, o el Pársifal, no son las fuentes originarias de la tradición sobre el Grial, sino los últimos eslabones que, para quien ande desorientado, llevan a pensar que todo es falso, cuando no son más que el eco remoto y algo apagado de lo que se tuvo por cierto.

Libro interesante, y recomendable para ahondar en una importante reliquia que tenemos en nuestro país y que no es justamente apreciada.

San Lorenzo y el Santo Grial. Janice Bennett. Ciudadela. 344 páginas

Publicado por David Amado

Edmund Campion. Evelyn Waugh

En el imaginario común hay una idea, más o menos borrosa, de lo que pudieron ser los abusos de la Iglesia católica en otras épocas. Por lo general nos referimos a ellas acudiendo a lugares lejanos y a fechas poco exactas. Los relatos, o la idea que se tiene de ellos, porque nos llegan fragmentariamente y más proceden de un eco que no de una fuente inmediata, también, en la mayoría de los casos, están llenos de imprecisiones y, con frecuencia, barajan la conjetura y la suposición. Todo ello no ha impedido que sean recibidos acríticamente y ocupen hoy, en la era de la información, un lugar en la mente de muchos.

Sorprende, por el contrario, que los grandes hechos de la Iglesia, y sus héroes, muchas veces adornados también con la santidad, sean prácticamente ignorados y la información que se tenga de ellos se reduzca, prácticamente, a la que podemos encontrar en los calendarios. En España, por ejemplo, es muy ignorada la persecución que sufrieron los católicos ingleses en el siglo XVII. Se prohibió el culto católico, se expropiaron bienes eclesiásticos, algunos obispos y sacerdotes abandonaron la Iglesia por presiones o ambición y siguieron el camino iniciado por Enrique VIII, al separarse de Roma. En época de la reina Isabel se acentuó la presión sobre quienes permanecían fieles a la fe de sus padres. Hubieron de pagar multas por no acudir a las celebraciones anglicanas, vivieron bajo sospecha y, en muchos casos, se confiscaron sus tierras. Pero la página más gloriosa, que es la que ha hecho pervivir el catolicismo en aquellas islas, la escribieron los mártires.

 

Edmund Campion era un joven brillante que se había marcado un exigente plan de estudio para triunfar en este mundo. Tenía todas las puertas abiertas para acomodarse en la corte de la reina Isabel y obtener beneficios. Pero su inteligencia topó, en el estudio de los padres de la Iglesia, con una objeción: la iglesia que veía en su país se había separado de la fe de los primeros siglos. Podía haberse mantenido en el camino de la ambigüedad y del posibilismo pero su conciencia le condujo a Douai (Países Bajos), donde ya algunos compatriotas suyos de preparaban para el sacerdocio. Muchos de ellos, unos veinte al año, volvían a las islas y conocían el martirio. Conforme se acentuó la persecución celebrar misa, oír confesión o facilitar la celebración de dichos sacramentos conllevaba cárcel, tortura y muerte.

 

Edmund Campion sacerdote jesuita regresó a su patria donde se hizo famoso por la publicación de un Alarde, en el que exhortaba a los teólogos anglicanos y a la misma reina a discutir con él sobre temas de fe con la certeza de que los sacaría del error y los conduciría de nuevo a la Iglesia. Durante años su vida se desarrolla en la clandestinidad, ocultándose en las casas de los recusantes, atendiendo a los fieles que sobrevivían en secreto, y alimentándolos con la predicación y la Eucaristía. Su nombre es el más famoso de tantos sacerdotes y laicos que derramaron su sangre en la Inglaterra del siglo XVII. Siendo la biografía de un solo hombre, Evelyn Waugh, consigue que empaticemos con todos aquellos hombres que vivieron heroicamente su fe. No temieron el martirio y, sin más fuerza que la que emana de la fe en Jesucristo, pusieron en jaque todo un reino.

 

Evelyn Waugh es uno de los más celebrados escritores ingleses del pasado siglo y su maestría no deja de notarse en esta obra, escrita al poco tiempo de su conversión al catolicismo.

 

Edmund Campion. Evelyn Waugh. Homo Legens. 267 páginas

Publicado por David Amado

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