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La tentación liberal. Miquel Porta Perales

No es éste buen país para el debate intelectual, instalado desde hace años en un nivel tan paupérrimo que, cuando se observa con un cierto distanciamiento, uno no puede evitar una intensa sensación de desazón. Si Miquel Porta Perales en vez de haber nacido en Badalona hubiera nacido al otro lado de los Pirineos, sería considerado un nuevo Revel; si su mundo fuera el anglosajón, sería un Tony Blankley o un Mark Steyn, conjugando un juicio contracorriente con un estilo ágil y afilado. Y sobre todo, habría generado debate, con encendidas defensas y ataques, algo que parece que esté reservado en España al fútbol y a las noticias del “corazón”.

El libro se estructura en dos partes bien diferenciadas: una primera en la que se plantean las tesis de fondo, más conceptual, y una segunda, en la que los planteamientos defendidos por Miquel Porta Perales se van aplicando a diferentes cuestiones que afectan a nuestra vida política y cultural. Del planteamiento general, destaca la reivindicación de “alcanzar lo posible en cada lugar y tiempo”, un realismo prudente que acepta la imperfección terrenal, opuesto al utopismo revolucionario, verdadera lacra de la humanidad, y la defensa de la idea de límite, de que no todo se puede hacer ni es bueno que se haga. Ideas clave de las que depende que nuestro mundo sea habitable o se convierta en el infierno en el que la Utopía lo ha convertido demasiadas veces y sobre las que es recomendable no cesar de pensar. Se me ocurre que, por ejemplo, sería bueno profundizar en la concepción de verdad como “realidad de las cosas” para evitar caer en un relativismo multiculturalista al rechazar las grandes imposturas ideológicas modernas, o que el debate acerca de si la semilla del Terror utópico ya estaba en el origen del proyecto ilustrado aún no está agotado; lo mismo puede decirse sobre el nacionalismo, cuyos efectos benéficos iniciales, antes de una supuesta perversión, son en mi opinión muy discutibles.

A partir de este marco de referencia, Porta Perales entra de lleno en las cuestiones más polémicas, empezando por el intelectual comprometido, de izquierdas, por supuesto. Un intelectual de mala fe, que cierra los ojos al totalitarismo comunista, con comportamientos sectarios, siempre dispuesto a criminalizar a la derecha.

La segunda parte del libro, en la que va pasando revista a diferentes aspectos de lo que debería constituir el debate político de nuestro tiempo, constituye una especie de libro blanco de las cuestiones en las que nos jugamos el futuro. Reclama así un menor intervencionismo del Estado, discute el tabú de la redistribución de la riqueza, arremete contra los parasitarios y anacrónicos sindicatos de clase, cuestiona la ayuda al desarrollo impulsada desde los países occidentales con resultados como mínimo mediocres cuando no contraproducentes, denuncia la fascinación del intelectual progre hacia los tiranos tercermundistas, expone las miserias del ecologismo, muestra los vicios originales del pacifismo, arremete contra el pedagogismo (la pedagogía de la plastilina que azota nuestra escuela primaria, escribe) que ha hundido la educación en España, cuestiona mucho de lo que se escribe acerca de la inmigración, desmonta el tinglado multiculturalista (se trata de reconocer que no todas las culturas son igualmente respetables, no duda en afirmar), explica el fracaso del feminismo y sus tendencias totalitarias y los perversos efectos de los nacionalismos disgregadores. Y todo con un estilo que se lee con gusto y que no renuncia a la ironía, como ejemplifica a la perfección el capítulo en el que el autor se enfrenta al juicio sumarísimo del Tribunal Antiliberal, Anticapitalista y Antiglobalizador. No es necesario estar de acuerdo con todo lo expuesto, pero sí puedo afirmar que resulta liberador el ver que alguien está dispuesto a hablar sin tapujos de todas estas cuestiones.

La tentación liberal. Una defensa del orden establecido. Miquel Porta Perales. Península. 318 páginas.

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