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Ernie Pike. Hugo Pratt y Héctor Oesterheld

Ernie Pike es el título de una serie de relatos breves en forma de cómic, ambientados en la Segunda Guerra Mundial, con dibujos de Hugo Pratt y guión de Héctor Oesterheld  que se publicaron en la revista Hora Cero principalmente durante los años 60 y que ahora están disponibles agrupados en 5 tomos editados por Norma. A primera vista parecería una nueva versión de Hazañas Bélicas, eso sí, un pelín más sofisticadas y con el aliciente del dibujo, siempre desbordante de vitalidad y de gran eficacia, de Pratt. Debo reconocer que yo mismo me acerqué a esta serie con ese espíritu del que no espera más que una buena obra de género (que, por otra parte, no es poco).

Y sin embargo no contaba con el buen hacer de Héctor Oesterheld, o mejor dicho, y para dejar claro desde ya mismo lo que opino acerca de Ernie Pike, el genio de Oesterheld que trasciende el género para dotarlo de significación universal sin que deje de funcionar como obra de género bélico, con su lenguaje y convenciones. O sea, que estamos ante una obra de arte mayor del género del cómic, entendido éste como un modo de narrativa.

Y es que las historias que el corresponsal de guerra Ernie Pike (inspirado en el real Ernie Pyle, que a diferencia de su correlato de ficción encontró la muerte en 1945 durante la batalla de Okinawa) nos va explicando son al mismo tiempo duras y bellas, tiernas y crueles, como toda guerra y toda vida, en la que todo eso y más se entremezclan de forma a menudo imprevisible. Al igual que en la vida real, en este cómic no encontraremos personajes de bondad sublime enfrentados a otros de insondable perversidad, al contrario, encontraremos personas valientes y con sentido del honor en todos los bandos (ingleses, alemanes, japoneses, italianos, norteamericanos, franceses…), gente que en medio de la brutalidad de la guerra no olvidan quiénes son ni la piedad debida hacia sus semejantes, y también gente ruin, ambiciosa, cruel, mentirosa en todas las naciones que se enfrentaron en esa terrible conflagración mundial. Estamos pues en las antípodas de esas películas y relatos esquemáticos en los que los contendientes se muestran como figurantes de cartón piedra con un cartelito que dice “malo” o “bueno”. Lo que Pratt y Oesterheld nos ofrecen son personas de carne y hueso, con debilidades pero también capaces de sacrificio y piedad.

Los escenarios van de los desiertos del África a la jungla asiática, pasando por el Mediterráneo o los Balcanes, recordándonos que esa terrible guerra realmente conmocionó todo el planeta. A destacar la labor de coloreado de las historias, muy bien resuelta y fiel en todo momento al estilo de Hugo Pratt. Algunos han querido leer Ernie Pike como un alegato antimilitarista; creo sinceramente que la ausencia de esquematismos muestra cómo la guerra es tremenda, y en este sentido la serie no es para nada militarista, pero que también puede haber nobleza en ella, con lo que se aleja de los postulados del pacifismo más doctrinario. Ni una cosa, ni otra, Pratt y Oesterheld nos regalan retazos de vida y de personas que nos recuerdan que, precisamente en las peores circunstancias, los seres humanos somos capaces de ruindades, sí, pero también de heroísmo.

Ernie Pike. Hugo Pratt y Héctor Oesterheld. Norma Editorial

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