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Banderas lejanas. Fernando Martínez Laínez y Carlos Canales Torres

España es un país sin héroes. De un británico excéntrico perdido en la selva los ingleses han hecho películas prodigiosas. Ponga usted un francés en medio de la estepa rusa y a la que se descuide tendrá entre sus manos un novelón épico. Y no digamos de un norteamericano, aunque se haya limitado a bombardear un territorio que nunca ha pisado, de su “gesta” hará Hollywood un film de los que enardecen y emocionan a un tiempo. Hasta los italianos han cuidado más que nosotros a sus hijos heroicos, que ya es decir, recurriendo cuando era necesario a esa fantasía poética y grandilocuente tan propia del país transalpino. Pero entre nosotros, parece que desde el Cid a esta parte ningún compatriota haya hecho nada digno de reseñarse.

 

Fernando Martínez Laínez y Carlos Canales Torres no son de esta opinión y con Banderas lejanas nos demuestran que los españoles hemos hecho cosas dignas de mención e, incluso, de admiración. Y se han detenido en unos episodios, la exploración, conquista y defensa de territorios que en la actualidad forman parte de los Estados Unidos de América, desconocidos por la inmensa mayoría y que me han provocado dos reacciones: en primer lugar sorpresa por constatar que una parte importante de nuestra historia ha sido dejada en el olvido durante tanto tiempo; después fascinación por unos hechos que, siendo rigurosamente históricos, en muchas ocasiones son dignos de las más apasionantes novelas de aventuras.

 

Porque aunque a la mayoría nos suene a chino, lo cierto es que los españoles fuimos los primeros en pisar Norteamérica, de la mano de Ponce de León, y allí estuvimos durante tres siglos. Tiempo suficiente para pasar de las costas, hacia el interior, descubriendo, instalando asentamientos y misiones, luchando primero con los nativos, luego con otros europeos con ambiciones en la zona. Empezando por la Florida, donde la leyenda se entremezcla con la piratería, se inicia lo que los autores no dudan en llamar como la aventura épica del camino real por Arizona, Texas y Nuevo México, donde soldados y misioneros se abrieron paso luchando con los indios, apaches, navajos y comanches principalmente, y franceses. Luego seguiría, ya después de la guerra de Sucesión española y por tanto bajo el gobierno de la Casa de Borbón en España, las guerras centradas en la Florida y posteriormente las expediciones a California. Pero no se detuvieron los españoles ahí, sino que siguieron avanzando hasta llegar a… Alaska; han oído bien, y a los enfrentamientos con los rusos. Vamos, que lo de la conquista del Oeste por parte de los cowboys ya lo podemos ir poniendo entre paréntesis, porque el Oeste ya estaba bastante trillado por los españoles.

 

El libro, además, está bien escrito y combina sabiamente una prolija información con una calidad narrativa que recuerda al famoso historiador británico Simon Schama y un buen retrato de los personajes y de los trasfondos políticos de la situación. Además, las fotografías, mapas y muy en especial reproducción de banderas, nos ayudan a vivir con mayor intensidad la epopeya española en Norteamérica. Desde luego, si nuestros cineastas en vez de depender del presupuesto público y de hacer de palmeros del gobierno socialista tuvieran el más mínimo interés por agradar al público y entendieran, aunque sólo fuera un poquito, lo que es este país, tendrían en lo narrado en este libro un filón, no diré inagotable, pero sí riquísimo. Mientras, podremos disfrutar de este precioso libro que, por lo que parece, ya va por la segunda edición. Y que sigan muchas más.

 

Banderas lejanas. Fernando Martínez Laínez y Carlos Canales Torres. EDAF. 544 páginas.

 

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