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Un largo camino. La historia real de una huida hacia la libertad. Slavomir Rawicz

Un largo camino narra el internamiento en Siberia y posterior huída del Gulag de un joven oficial polaco y sus compañeros de cautiverio al inicio de la Segunda Guerra Mundial. En 1939, Slavomir Rawicz, un joven oficial de caballería polaco en visita a su familia, que vivía cerca de la frontera ruso-polaca, fue arrestado por los soviéticos y enviado, después de brutales interrogatorios, al inhóspito campo de concentración 303, en el corazón de Siberia. Allí, gracias a su fuerza de voluntad y a la complicidad de una persona del interior del campo, organiza su huída junto a otros seis compañeros.

Es entonces cuando empieza un camino, largo, larguísimo, en el que si bien al inicio se adivina que los soviéticos pueden estar tras sus huellas, pronto será una lucha por la supervivencia contra el entorno en la que los huidos deberán luchar contra sí mismos, asumiendo sacrificios sobrehumanos, eso sí, siempre ayudados por el generoso compañerismo que se establece desde un primer momento.

Tras cruzar la vía del Transiberiano, se adentrarán en Mongolia, cruzando el terrible desierto del Gobi y atravesando las montañas del Tíbet. Nueve meses más tarde, conseguirán alcanzar la libertad al llegar a la India en marzo de 1942, después de haber superado a pie las regiones más salvajes del mundo en su largo camino hacia la libertad. El protagonista de la historia, Slavomir Rawicz, encontrará refugio en el Reino Unido al acabar la guerra y allí escribirá la historia de esta gesta llena de heroísmo y lucha por la supervivencia a lo largo de más de 6.000 kilómetros. La película Camino a la libertad, dirigida por Peter Weir en 2010, se inspira en la historia contada en este libro.

El libro, en mi opinión, cuenta con dos partes claramente diferencias. En la primera, que narra el sistema penitenciario soviético, asistimos una vez más al salvajismo, a la hipocresía, a la injusticia radical, a la brutalidad del comunismo, y se suma a las numerosas obras que dan testimonio de este horrible pasado no tan lejano.

La otra mitad del libro narra la huída hasta la India de los evadidos y en ella el protagonismo es el sacrificio, la superación de las distintas pruebas a las que deben enfrentarse, la camaradería, indispensable para poder sobrevivir, con un fondo que se lee como un libro de viajes por el Asia central de mediados del siglo pasado y que nos deja algunos retratos muy interesantes.

Obra que se lee con facilidad y que resulta especialmente recomendable para chicos jóvenes.

Un largo camino. La historia real de una huida hacia la libertad. Slavomir Rawicz. Palabra. 368 páginas

Ronald Knox. Evelyn Waugh.

Al escribir la biografía de su amigo Ronald Knox, Evelyn Waugh cumplía al mismo tiempo con su tarea de albacea literario y de fino escritor en un ámbito, el biográfico, en el que a pesar de no ser el que más cultivó, ya había incursionando.

Ronald Knox fue un hombre notable: hijo del obispo anglicano de Manchester, alumno de Eton y Oxford, famoso escritor y conferenciante, converso a la Iglesia Católica, capellán católico en Oxford, fino literato, traductor de la Biblia. De hecho, esta biografía se lee casi tanto como un retrato de la vida de la elite intelectual británica de la primera mitad del siglo XX como un semblante del propio personaje. De este modo conoceremos la vida universitaria, los formalismos y las inquietudes de esos círculos, los estragos de las guerras mundiales, especialmente de la Primera, las dificultades para abandonar un entorno, prestigioso, por otro, el de la Iglesia Católica, con evidentes limitaciones humanas, o los enfrentamientos clericales en torno a la traducción de la Biblia al inglés.

Waugh nos deja una obra valiosa, que interesará especialmente a las personas interesadas en la época y el país de los que formó parte Ronald Knox. Sin embargo, quienes busquen al Waugh brillante, incisivo y mordaz, no encontrarán casi rastro del mismo: el autor está preciso, comedido, respetuoso y opta por desaparecer en una obra que resulta pulcra pero en la que los lectores de Waugh pueden echar en falta su característica chispa.

Ronald Knox. Evelyn Waugh. Palabra. 376 páginas

San Antonio de Padua. Jan Dobraczinski

El conocido escritor Jan Dobraczinski aborda en este libro la vida de un santo sumamente popular, san Antonio de Padua, que no obstante su popularidad no es tan bien conocido como merece (por ejemplo, si le explicáramos a más de uno que ni se llamaba Antonio ni era de Padua la sorpresa sería probablemente mayúscula).

El libro está bien escrito y, tras unos inicios un poco titubeantes, avanza con paso firme e interés a lo largo de la vida de un personaje cuya vida fue excepcional, tanto en lo externo, como en el plano interno. Aunque se lee con facilidad, el autor reproduce algunos pasajes de predicaciones de san Antonio que dotan al libro de solidez teológica.

El libro, además de la interesante vida del santo, o mejor dicho, a través de ella, nos ofrece un magnífico retrato de la época, del nacimiento de la orden de los hermanos menores, del estado de la Iglesia en la época, de la peligrosa naturaleza del catarismo con el que hubieron de enfrentarse los santos de entonces, de las disputas entre Papado e Imperio y de la personalidad de Francisco de Asís, el gran santo que marcó su tiempo y sin el que la vida de san Antonio hubiera sido muy distinta. Muchos “libros” pues en esta obra, que va a lo esencial, sin ocultar todas las flaquezas humanas (contemplando, con nuestros ojos, el modo en que se desarrolló la obra de san Francisco de Asís parece un milagro que se mantuviera unida y cohesionada ni un solo día) pero mostrando que es Dios quien dirige nuestras vidas y en cuya misericordia debemos confiar en todo momento, aun cuando nos parezca que nada sale como debiera, como en tantas ocasiones le sucedió a san Antonio.

Un solo pero, que no obstante no estropea este recomendable libro: no me convence el modo en que el autor contrapone, en los inicios de la obra, el amor a una prima con el deber de la promesa hecha a Dios, que o es por amor y con mayúscula o se desliza peligrosamente por la senda de un “protojansenismo”.

San Antonio de Padua. Jan Dobraczinski. Palabra. 288 páginas

Réquiem por Nagasaki. Paul Glynn.

Réquiem por Nagasaki narra la vida de Takashi Nagai, un médico japonés que fue testigo presencial y víctima del lanzamiento de la segunda bomba atómica sobre Japón. Nagai fue un joven médico, pionero de la radiología en su país, que tras alojarse en la casa de una familia católica en el barrio de Urakami, en Nagasaki, se convirtió y mantuvo una inquebrantable fe a lo largo de toda su vida (por cierto, conoció y trató a Maximiliano María Kolbe durante la estancia de éste en Japón, entre 1931 y 1936). Tras un periodo como médico militar acompañando al ejército nipón en China, dedica su vida a su familia y, sobre todo, a la medicina, tanto en el tratamiento de pacientes como en la investigación. Es en esta situación en la que le sorprende lo inimaginable: la bomba atómica lanzada sobre Nagasaki y sus consecuencias. Nagai dedicará el resto de sus días a infundir ánimos a sus compatriotas para reconstruir la ciudad y reanudar la vida, pero al mismo tiempo haciéndoles ver que todo, incluso esa horrorosa hecatombe, está en los planes de Dios y que Él saca bien incluso del mal.

El libro, muy bien escrito por el sacerdote marista australiano Paul Glynn, además de acercarnos a la vida de una persona excepcional, nos ofrece un valioso retrato del Japón de entreguerras, del auge del militarismo y de la realidad de las campañas militares en China. Otra de las virtudes del libro es el explicarnos las vicisitudes de los católicos japoneses y su heroica perseverancia en la fe a través de siglos de persecuciones.

Pero nada de esto se iguala con el testimonio personal de Nagai, un hombre honesto y entregado a los demás, que supo superar el resentimiento y encontrar sentido al mal más tremendo. Pues tremendo, desgarrador, es el testimonio de lo que sucedió en Nagasaki, pero sin negar el dolor, Nagai enseña en cada una de sus palabras y gestos a no perder la esperanza, a seguir amando y a seguir confiando en Dios, que nos ama con locura.

Un libro magnífico, que nadie puede leer sin gran provecho, y que, por ello mismo, es sumamente recomendable.

Réquiem por Nagasaki. Paul Glynn. Palabra, 320 páginas.

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