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El Llano en llamas. Juan Rulfo

En El Llano en llamas Juan Rulfo vuelve a demostrar su dominio del lenguaje, preciosista y repleto de mexicanismos, y su técnica narrativa impresionista y en ocasiones casi experimental. Sobre la calidad de su lenguaje no hay duda.

El Llano en llamas recoge una serie de relatos cortos que son como fragmentos de ese gran fresco que es el llano mexicano y, en sus propias palabras, van dando forma al escenario de su obra más conocida, Pedro Páramo, con la que está claramente emparentada. Rulfo nos presenta un mundo reseco y sórdido, lleno de muertes, venganzas, incestos, violaciones, remordimientos que torturan toda una vida, crueldad (como la escena en que un jefe de partida revolucionario “torea” a sus prisioneros), superstición y muertos que están más vivos que muchos hombre convertidos en autómatas que, bajo un sol de justicia y una boca siempre reseca, poco más pueden que asesinar y “acostarse” con lo primero que tengan a mano. Un ambiente de derrota, del que no se puede escapar, donde no hay esperanza alguna y que nos deja el alma desolada. Éste es el llano mexicano de Rulfo, quedan avisados.

El Llano en llamas. Juan Rulfo. Cátedra. 170 páginas

Pedro Páramo. Juan Rulfo

Pedro Páramo, la novela escrita por el parco Juan Rulfo y publicada en 1955, se ha convertido en un clásico de la literatura en español y en una obra clave en el desarrollo del llamado realismo mágico hispanoamericano. Y, en efecto, es un libro de compleja estructura, con constantes saltos en la línea del tiempo, aparición y desaparición de personajes, sobreentendidos  y conexiones inicialmente no evidentes, que denota en todo momento la maestría de Juan Rulfo y su dominio del lenguaje y de una técnica que llamaríamos impresionista y que consigue crear un mundo, el de Comala, muy mexicano y alucinado a un tiempo.

Especialmente reseñable es el ambiente espectral que consigue Rulfo, la aridez del escenario y las numerosas almas en pena hacen que el lector pierda la noción de lo real y lo irreal, de la vida y la muerte como realidades separadas. Y todo girando en torno al omnipresente Pedro Páramo y su tiránico y amoral caminar por la vida.

El resultado es una obra agria, desolada, desesperanzada, y en la que, en mi opinión, los logros formales no compensan la amargura del nihilismo agazapado entre sus líneas.

Pedro Páramo. Juan Rulfo. Cátedra

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