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La prensa libre. Hilaire Belloc

La Prensa libre es en realidad un artículo largo publicado por Hilaire Belloc en The New Age acerca del estado de la prensa en su tiempo (1917) y de la irrupción de lo que el autor llama la prensa libre. Muchos aspectos siguen invariables, como el poder de quien paga la publicidad o la capacidad de la gran prensa de ignorar determinadas noticias. Otros han cambiado: es dudoso que hoy en día haya un público, por reducido que sea, que lea a fondo un diario y menos varios, de distintas tendencias, para hacerse una idea completa de una situación. En cualquier caso, estamos ante un ensayo breve, interesante, con fogonazos de genio y alguna predicción fallida.

La prensa libre. Hilaire Belloc. Nuevo Inicio. 132 páginas

El paraíso en la Puerta. Fabrice Hadjadj.

Fabrice Hadjadj nos ha sorprendido ya en varias ocasiones con un acercamiento diferente a cuestiones clave, una manera de mirar a las cosas que es a la vez fresca, original y profundamente arraigada en la tradición, con especial atención a Santo Tomas y al pensamiento judío, del que es heredero según la carne. El resultado final es una ortodoxia que suena diferente, que aparece como si la escucháramos por primera vez y llegáramos a ella por caminos insospechados. Todo ello, además, aderezado con una erudición teológica, filosófica, literaria, que a algunos puede parecerles excesiva pero que habitualmente resulta brillante.

En esta ocasión Hadjadj aborda el tema del cielo, de la vida eterna, un tema del que los cristianos hablamos poco y que debería estar muy presente en nuestras vidas, pues es el destino que anhelamos y el objeto de nuestra esperanza. De hecho, uno sospecha que la pérdida de esperanza es uno de los grandes males que nos afligen. Hadjadj tiene el acierto de no centrarse sólo en el cielo, sino en el camino que nos lleva a él y de las consecuencias que ese anhelo de cielo tiene en nuestras vidas terrenales. Se incluye aquí unas muy interesantes reflexiones acerca de la que quizás haya sido la mayor lacra social de los últimos cielos: el intento de construir un cielo en la Tierra, que como ya se sabe origina, indefectiblemente, un infierno.

El libro es voluminoso y muy rico, y de él podemos extraer temas y cuestiones que dan para reflexionar y aprender abundantemente… y sin embargo, creo que Hadjadj no se ha librado del todo de la maldición que dicta que hablar de aquello que ni el ojo vio ni el oído oyó siempre deja un regusto a fracaso. Le pasó a Dante, cuyo infierno es mucho más potente que su cielo, y ya en el siglo XX le pasó a Robert Hugh Benson, cuyo Amo del mundo es superior a Alba triunfante. Ahora, en mi opinión, le ha vuelto a pasar a Hadjadj: el libro es valioso, pero no está al nivel de, por ejemplo, La fe de los demonios.

El paraíso en la Puerta. Fabrice Hadjadj. Nuevo inicio. 498 páginas

El espíritu de Dostoyevski. Nikolay Berdiaev

Para conocer a Dostoyevski, es preciso empatizar con él, nos dice Berdiaev en su estudio sobre el autor ruso. Es más, sólo lo entienden aquellos que quedan profundamente afectados por él. En la vida de algunas personas, como es el caso del autor, haber leído a Dostoyeski supone un antes y un después.

Quien se haya acercado atentamente a Los hermanos Karamazov, Apuntes del subsuelo, Los demonios, Crimen y castigo, o cualquier otra obra del genial autor, habrá experimentado algo parecido, aunque quizás con menor intensidad: Dostoyevski nos adentra, a través de sus personajes, en lo íntimo humano y, muchas veces, nos revela lo más nuclear del corazón.

Apunta Berdiaev desde el inicio, que su tratamiento es pneumatológico (del espíritu) y que no viene a hacer psicología. Aquí el espíritu señala lo más profundo del hombre, tema central en Dostoyevski, que busca saber cual es su destino. Dostoyevski, dice Berdiaev no hace teología, sino antropología, pero el tema del hombre va unido al de Dios y sólo se resuelve en Jesucristo.

En nuestro interior encontramos los sentimientos más contradictorios (capaces de ver la belleza en la Madonna y en Sodoma), porque estamos desdoblados. Pero toda pretensión de resolver analíticamente el enigma humano resulta insuficiente. Dostoyevski lo propone a través de una exposición en que lo novelado permite mostrar las contradicciones (imposibles en un sistema filosófico de cuño racionalista), que harían inviable cualquier silogismo pero que son experiencia común en la vida.

En el corazón del hombre se da la gran batalla entre Dios y el demonio por el hombre. Dostoyevski tiene la genialidad de dejar aflorar en sus personajes y novelas ese magma volcánico y, nos recuerda que hay algo a lo que nunca se puede renunciar, que es la libertad. Por lo mismo nos recuerda que la salvación sólo se encuentra en Jesucristo y que el camino que conduce a ella transita por el sufrimiento. Todo eso lo concibe desde el centro espiritual del hombre, a menudo preterido por lo circunstancial y periférico de la psicología. Ahora bien, el espíritu es turbulento y como tal se revela.

En este gran comentario a la obra del genial novelista ruso, se hace también hincapié en su carácter profético, pues Dostoyevski previó las consecuencias del nihilismo revolucionario, pero sobre todo se incide en su defensa a ultranza de la libertad del hombre. Esa libertad puede entenderse sin límites, totalmente desarraigada, y entonces tiene consecuencias fatales, pero también puede existir la tentación de privar al hombre de ella para darle una felicidad que el hombre no elegiría. Esto es lo que Berdiaev entiende que nos enseña la Leyenda del Gran Inquisidor.

Una vez más descubrimos la fecundidad de un gran autor comentado por otro gran autor. Se nos invita también a adentrarnos en ese diálogo en el que, lejos del humanismo que niega a Dios, se presenta al hombre como un camino para acceder a Él. Dostoyevski anticipó comportamientos y escenarios con los que nosotros nos encontramos ahora y sus intuiciones pueden ayudarnos a orientar nuestro juicio.

EL ESPÍRITU DE DOSTOYEVSKI. Nikolay Berdiaev. Nuevo Inicio. 253 páginas

Cartas a mi novia. León Bloy

Jeanne Molbech conoció a León Bloy en casa de Barbey d’Aurevilly, y le impresionó el aspecto de aquel hombre extraño. Después le preguntó a una amiga quién era y le dijo: “¡Un mendigo!. Juana volvió a ver a León Bloy unos días después. Estaba apartado tomando trozos de pan que mojaba en vino y saboreaba después con lentitud. León la vio y le dijo: “Señorita, usted me está viendo cenar”. Ambos quedaron impresionados por aquel encuentro y Jeanne Molbech, danesa y protestante, pronto sería su novia y después su esposa.

León Bloy es un escritor vehemente, de prosa punzante y acerada, pero bien templada en el fuego del misticismo. Sus palabras queman y por eso sus contemporáneos lo relegaron al ostracismo. No fue despreciado sino abandonado por su excepcionalidad que quemaba como sus palabras. Pero también fue su persona y sus escritos los que conmovieron profundamente a otros hasta el punto de moverlos a tomar decisiones definitivas. Es lo que sucedió con el matrimonio Maritain y con otros. Influencia semejante se percibe en estas cartas que Bloy escribe a la que con el tiempo será su esposa.

En ellas no hay romanticismo, pero sí amor apasionado. Bloy lo miraba todo desde el Absoluto, desde donde se entendía a sí mismo. Por eso cuando conoce a Jeanne Molbech descubre que su encuentro con ella lleva el sello de lo definitivo. Están hechos el uno por el otro. Nada es casual y es Dios mismo quien ha propiciado que se conozcan.

Publicado por David Amado

A los pocos días le escribe: “Estamos, pues, forzados a creer que el encuentro querido por Dios de nuestros dos corazones, absolutamente llenos de Él, es un acontecimiento muy considerable cuyas consecuencias pueden ser infinitas.”. No es la frase de un amante adolescente, como se puede descubrir en la secuencia de cartas.

Para Bloy la vida es conducida por la Providencia y la grandeza del hombre está en cumplir esa voluntad, que a veces es dura, y otras nos ofrece consuelos inmerecidos en los que no deja de operar alguna lógica del sufrimiento (de otros por nosotros). Por eso dice de sí mismo: “Soy sobre todo –no lo olvides jamás- un adorador y cuando he pretendido actuar de un modo distinto que por amor las operaciones del amor, me he visto siempre por debajo de las bestias”.

Lo Absoluto lo impregna todo en su vida, y se muestra también en estas cartas de enamorado. En cada una de ellas va creciendo la certeza de que Dios ha dispuesto su encuentro para que se unan en el matrimonio. Pero Bloy también va descubriendo a Jeanne –mientras ésta camina hacia el catolicismo- rasgos de sí mismo y va a entender la vida de ambos desde el plan divino.

El lenguaje de Bloy es volcánico y su misma novia le hace notar su vehemencia, a veces excesiva. Pero quizás es necesario ese tipo de palabras que hieren para mostrar la verdad del amor humano y del divino y hacernos caer en la cuenta de la tediosa mediocridad en la que estamos inmersos.

También Bloy tiene profundas imágenes sobre lo femenino, la sexualidad, el sufrimiento,… Son estos temas en los que una extremada delicadeza suele ocultar más que poner de manifiesto. Bloy arroja bocanadas de verdad que pueden dejarnos transpuestos, pero que también son la oportunidad de penetrar en el misterio que sólo se abre desde lo Absoluto.

CARTAS A MI NOVIA. León Bloy. Editorial Nuevo Inicio. 200 páginas

Fidelity. Wendell Berry

Wendell Berry, aunque no goce de una gran fama en nuestro país, es uno de los escritores estadounidenses actuales más interesantes, por lo que la iniciativa de la Editorial Nuevo Inicio de publicar este libro nos parece un gran acierto. Fidelity son en realidad cinco relatos que se pueden leer de modo independiente, pero que comparten un mismo escenario, el pueblo de Port Williams, en su Kentucky natal y los bosques que lo rodean y un mismo clima espiritual, lo que hace que tenga todo el sentido del mundo publicarlos en un solo volumen, pues constituyen una unidad.

Los relatos de Berry no son directos ni lineales, pero estén tranquilos quienes leen estas líneas, tampoco estamos ante un escritor experimental. Su técnica es más bien la de colocarnos, de modo incluso abrupto, ante una situación que, a menudo, puede parecer trivial, para a partir de ella ir trazando una red que nos permitirá comprender no sólo esa situación concreta, sino a unas personas, con formas de ser diferentes pero rasgos comunes, que configuran una comunidad que adquiere carácter propio. Este modo de abordar la narración puede parecer morosa al principio, pero se muestra tremendamente eficaz en las experimentadas manos de Berry.

Como decíamos, en las páginas de Wendell Berry nos adentramos en la vida de una comunidad en la que el individualismo ni siquiera se concibe. No se trata de nada idílico ni utópico, pues hay asesinatos, secuestros, hijos no reconocidos…, pero en el microuniverso al que nos invitan estos relatos todo eso, que forma parte de la vida, es integrado en una vida común capaz de digerir esos males y donde la bondad es posible. Una vida, por otra parte, muy vinculada a su entorno natural, los bosques, los ríos, que configuran esa visión de Berry, de un tradicionalismo y un ecologismo nada abstractos, sino muy vinculados a una realidad concreta, en este caso la de Kentucky, donde siempre ha vivido ejerciendo el doble oficio de granjero y escritor. Este modo de mirar el mundo se manifiesta de modo especialmente nítido en el relato que da título al libro, y en el que Berry aprovecha la voz del viejo abogado local para exponer a un pobre diablo, hijo de la liberación sexual de los 60, aquello en lo que cree. Un discurso no muy popular en los tiempos que corren, pero que no ha perdido ni un ápice de su vigor y de su atractivo.

Fidelity. Wendell Berry. Nuevo Inicio. 212 páginas

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