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Correr para vivir. Lopez Lomong y Mark Tabb

Correr para vivir narra la historia de Lopez Lomong, un niño de Sudán del Sur que, tras ser raptado por milicianos con 6 años para convertirlo en niño soldado, logra participar en las Olimpiadas de Pekín como abanderado de los Estados Unidos. La epopeya no es baladí.
De la mano de Lomong, conoceremos la vida en los campos de internamiento de niños secuestrados en Sudán del Sur durante la guerra que devastó a esa región, hoy un estado independiente. Le seguiremos en sus años en un campamento de refugiados en Kenia, donde las condiciones de vida son durísimas, y luego en su periplo en Estados Unidos. Es ésta parte la más divertida, pues de la tragedia vivida en África, pasamos ahora a el choque cultural de una nueva vida en América, lo que provoca abundantes episodios que nos arrancan una sonrisa.
En todo momento, hay dos elementos que empujan a Lopez Lomong a no rendirse jamás: su capacidad innata para correr y su confianza esperanzada en que Dios guía su vida y en que, en consecuencia, todo sucede finalmente para un mayor bien. Así, su éxito como atleta profesional, imposible sin los duros momentos que le tocó vivir, no es vivido como un éxito individual, sino como una oportunidad para ayudar a su familia, a sus gentes, algo que en la actualidad está haciendo a través de su fundación, volcada en la ayuda al desarrollo en Sudán del Sur.

Correr para vivir. Lopez Lomong y Mark Tabb. Palabra. 304 páginas

¿Quién puede ser a estas horas? Lemony Snicket

¿Quién puede ser a estas horas? trata de las peripecias de un aprendiz de detective, Lemony Snicket, a quien encargan que devuelva una estatuilla, que no sabemos si es muy valiosa o, por el contrario, no vale nada, a su legítimo propietario (algo que tampoco está muy claro).

La narración está llena de sorpresas y transcurre en un escenario y entre unos personajes que, por decirlo de algún modo, son como mínimo pintorescos. Esto le da a la trama un aire cercano al surrealismo, donde cualquier cosa puede ocurrir, por muy disparatada que sea. Por otra parte, tanto las reflexiones del protagonista como el tono de la narración están repletos de guiños y juegos de palabras agudos hasta un extremo tal que se convierten en el rasgo más característico de la obra.

Esta característica, tan apabullante y que permea todo el libro, agota por su omnipresencia. Lo que se plantea como la principal fortaleza del libro, su agudeza, finalmente acaba cansando por exceso. Y es que hace falta algo más para armar una buena obra de literatura.

¿Quién puede ser a estas horas? Lemony Snicket. La Galera. 272 páginas.

Kentucky Thriller. Lauren St John

Kentucky Thriller es una nueva entrega de las aventuras de Laura Marlin, la niña detective que se enfrenta a la malvada organización criminal Póquer de Ases. En esta ocasión la aventura transcurre en torno al Derby de Kentucky, una de las carreras de caballos más importantes, y en la que hay más dinero en juego, del mundo.

El libro, como ya ocurría con las dos anteriores entregas de esta serie, captura al lector con un ritmo que nunca decae, que va dosificando sorpresas y va dando pistas al lector para ir haciendo sus propias suposiciones. Los personajes son simpáticos y naturales y resulta fácil identificarse con ellos y vivir sus aventuras en primera persona.

El libro no es perfecto: la trama es inverosímil y a veces se resuelve de forma poco creíble; además, algunas concesiones a lo políticamente correcto son un tanto ridículas, pero su autora nunca permite que estropeen lo primordial: la aventura, la investigación detectivesca, la intriga que nos arrastra hasta el desenlace.

Quizás no se conviertan en clásicos, pero las aventuras de Laura Marlin se leen con gusto en la tradición de Enid Blyton.

Kentucky Thriller. Lauren St John. Bambú. 248 páginas

Puck de la colina de Pook. Rudyard Kipling

Puck de la colina de Pook es uno de esos libros cuyo objetivo es promover el amor a la patria, en este caso Inglaterra, entre sus jóvenes lectores. Con un pequeño detalle: ese objetivo recae en las manos de Rudyard Kipling y lo que en manos de otro escritor podría haber resultado un panfleto, en manos de Kipling se convierte en un relato magnífico.

El libro parte de un hecho fortuito en el que dos hermanos provocan la aparición del viejo Puck, el viejo y travieso duende que ya apareciera en el Sueño de una noche de verano de Shakespeare, quien tiene el poder de traer a diferentes personajes del pasado que explicarán a los jóvenes los hechos de los que fueron protagonistas y que fueron conformando la historia de Inglaterra. Así, visitaremos la época de los romanos, la invasión de los normandos o la proclamación de la Carta Magna, en un hábil ejercicio por el que todos estos lejanos hechos van a quedar relacionados.

Para un lector español del siglo XXI el libro puede no tener mayor interés, mas allá de disfrutar de lo bien escritos que están algunos pasajes. No obstante, el libro resulta interesante para comprender la mentalidad de Kipling y de la Inglaterra de su época. A este respecto resulta significativa la insistencia en la unión de razas, subsumidas en una Inglaterra eterna que preexiste místicamente a pueblos, razas e individuos. También destaca la visión positiva de los judíos, la relativización de las creencias religiosas, subordinadas al culto a la nación, y el ataque a la Reforma por su celo iconoclasta.

El libro recoge además una serie de poesías, que resumen los distintos capítulos, y es rico en referencias literarias inglesas, especialmente shakesperianas, algo que sorprende hoy en día pero que los niños ingleses de hace un siglo no debían de ver como algo inalcanzable.

 

Puck de la colina de Pook. Rudyard Kipling. Siruela. 256 páginas

El secreto del relojero. Tonke Dragt

Tonke Dragt es una de las voces más importantes y premiadas en el mundo de la literatura infantil y juvenil actual, con obras de indudable mérito en su haber. En esta ocasión Siruela nos brinda una obra menor, un divertimento en torno al concepto de tiempo, titulado El secreto del relojero. La obra destaca en primer lugar por algo que ya viene siendo una constante en el tándem Dragt-Siruela: estamos ante un libro bello, editado con cuidado en cada uno de sus detalles, rico en ilustraciones que tienen interés en sí mismas y que no sólo acompañan, sino que complementan la narración.

En lo que se refiere al ritmo de la narración y a la calidad de la misma no sorprenderemos a nadie si decimos que está plenamente conseguida. A Tonke Dragt le sobra oficio para construir un relato que atrape al lector y lo hace desde una construcción impecable y para nada trivial. En tiempos en que parece que para interesar al lector uno debe abocarse a un festín de diálogos, interjecciones y onomatopeyas, se agradece que aún existan escritores que apuestan por un lenguaje cuidado.

El tema abordado, el del tiempo y, más en concreto, la posibilidad de viajar a través del tiempo y las consecuencias que el uso de esa máquina del tiempo pueden producir, no es nuevo. Dragt es, y así lo puede observar con cierta facilidad cualquier lector avezado, deudora de la abundante literatura acerca de las máquinas del tiempo. Uno, que no es un lector novel, no puede dejar de adivinar influencias numerosas, que aquí son utilizadas por la autora, algo que no nos parece recriminable, al contrario. Desde el obvio H. G. Wells a incluso las películas Regreso al futuro, pasando por Verne, Tonke Dragt retoma un tema clásico para esta obrita de género que, por otra parte presenta como dos manuscritos encontrados, en parte coincidentes, en parte contradictorios.

Estamos pues ante una obra interesante y formalmente bien montada, que no obstante adolece de un par de defectos, de mayor o menor importancia. En primer lugar, la obra no aporta nada nuevo al género. Defecto menor, pues no se trata de revolucionar la historia de la literatura con cada obrita que aparece y el uso de situaciones y argumentos provenientes de otras obras no sólo es legítimo, sino que incluso puede ser una virtud. Ahora bien, uno hubiera agradecido algún giro inesperado, una aportación personal que sumar al género de la literatura de viajes a través del tiempo. El segundo defecto es, a mi parecer, mayor: su final abierto. Es posible que yo sea un simple y no sepa apreciar la valentía de un final abierto, pero lo cierto es que siempre me han molestado y me han parecido la salida fácil, y a menudo deshonesta, de quien se ha metido en un embrollo argumental y no sabe por dónde salirse. Casi todas las veces que el autor me ha trasladado la responsabilidad de concluir el relato he sentido una desagradable sensación de estafa. Continúo pensando que Tonke Dragt es una gran escritora y el mismo libro lo confirma, pues se lee con agrado y, a pesar de todo, uno guarda un buen recuerdo del mismo después de su lectura, pero creo que hubiera sido deseable algo más de ambición para resolver un relato que la propia autora ha ido complicando, con gran acierto, pero para el que nos deja con la miel en los labios.

El secreto del relojero. Tonke Dragt. Siruela. 144 páginas

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