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¿Progreso o retorno?. Leo Strauss

Leo Strauss ha pasado de ser un desconocido, valorado tan solo en ambientes muy minoritarios, a ser pasto de artículos periodísticos. Su nombre suena, desde hace unos años, como patriarca de los “neocon” norteamericanos que han inspirado la política exterior de la Administración Bush. Suena, en efecto, pero siguen siendo pocos los que le leen y conocen, y en consecuencia, superan la etiqueta simplista que le han colocado. Este libro, que recoge dos conferencias publicadas post mortem, puede ayudarnos a tomar contacto con este profundo pensador.

Nacido en Alemania y refugiado en Estados Unidos, donde desarrollaría una fructífera carrera académica, Leo Strauss es reconocido de manera unánime como un filósofo serio y de calado. En particular, su crítica de la modernidad y su diálogo con los filósofos clásicos son los pilares de un corpus de pensamiento original y erudito. Y, hay que advertirlo, no es un pensador ni fácil, ni ligero, ni poco controvertido.

El primero de los textos que recoge el presente libro, El problema de Sócrates, procede de unas conferencias impartidas en 1958, de las que conserva cierto tono informal, no habitual en las obras straussianas. En ellas Strauss aborda la figura de Sócrates, por quien sentía una especial predilección, a partir de los escritos de Aristófanes, Jenofonte y Platón. A lo largo de estas líneas se irán desgranando una serie de ideas, no sistemáticas, pero que nos descubrirán algunas de las intuiciones y certezas más profundas del autor.

El segundo texto, ¿Progreso o retorno?, más breve, da título al conjunto del libro. Mucho más marcado por la condición judía de Strauss, este estudio nos introduce en su crítica de la modernidad, bajo forma de progresismo, y su concepción de Occidente como resultante de la tensión entre dos fundamentos, la filosofía y la Biblia, Atenas y Jerusalén. La primera parte de la conferencia es especialmente sistemática y clara, diseccionando lo que se entiende por progreso y por progresismo, una ideología pujante en la modernidad que sostiene la indefectible mejora asociada al paso del tiempo y que la Historia se ha encargado de desmentir. Es por tanto la indudable crisis de la noción misma de progreso la que supone una crisis del propio Occidente nacido de la ruptura que supuso la modernidad. Hay aquí algunos de los momentos más brillantes del libro, como cuando Strauss señala el pernicioso cambio de juzgar entre bueno o malo, para pasar a las categorías de progresista o reaccionario; sustitución de hondo calado y cuyos efectos podemos verificar cada día. Luego, el texto pasa a analizar las coincidencias, pero también las tensiones, entre filosofía y religión, entre razón y fe, dos términos que el autor nunca consiguió compatibilizar plenamente. El desarrollo de estas ideas requiere de mayor atención, pues su complejidad también es más grande, pero ésta se verá recompensada por el acceso a algunas de las ideas más sugerentes de este pensador.

En definitiva, estamos ante un libro de calidad sobre un autor del que se habla mucho sin conocerlo apenas. No queremos engañar a nadie: éste no es el libro más indicado para los aficionados a la autoayuda y a la filosofía de consumo, pero con un poco de esfuerzo puede servirnos para reflexionar en torno a las derivas de nuestro mundo occidental y la crisis en la que se halla inmerso.

¿Progreso o retorno?. Leo Strauss. Paidós. 216 páginas

Mi planta de naranja lima, José Mauro de Vasconcelos.

Mi planta de naranja lima es probablemente el libro más reconocido de la literatura brasileña en la segunda mitad del siglo XX. Basado en la experiencia autobiográfica del autor, José Mauro de Vasconcelos, narra la infancia de un niño, Zezé, uno de los hermanos pequeños de una familia numerosa pobre (padre parado, madre trabajando en una fábrica lejos del hogar) en un barrio carioca de Bangú. La imaginación desbordante del protagonista será la clave para sobreponerse a una realidad a menudo sórdida, junto con su amistad, primero con su arbolito de naranja lima, bautizado Minginho, y luego con algunos adultos que tienen la delicadeza de descubrir la sensibilidad de Zezé.

He de reconocer que la temática no me resultaba demasiado atractiva a priori. Porque en Mi planta de naranja lima aparecen, además de la sensibilidad y la imaginación como modos de hacer llevadera la realidad de la pobreza, los temas del maltrato infantil, de la depresión de los adultos, de la crueldad, de los prejuicios, de la muerte. Y cuando se abordan estas cuestiones “desde la mirada limpia de un niño”, lo confieso, saltan todas mis alarmas y mis prevenciones. ¡Qué fácil es caer en la cursilería, en el sentimentalismo barato!

Gran error en este caso. Vasconcelos logra, con una mezcla de sencillez nada afectada, sin cargar las tintas (a veces insinuando, dejando al buen entender del lector, más que mostrando al estilo naturalista) y de humor también sencillo, explicarnos una historia preciosa, creíble y entrañable, un logro literario de primera magnitud. El libro emociona, hace sonreír, nos hace pensar, es de paso un documento social magnífico acerca de la sociedad brasileña de la época, y casi me atrevería a decir que nos hace un poco mejores sin recurrir a la truculencia y tratando de temas graves de modo ligero pero no banal. Mi planta de naranja lima no es sólo una de las grandes obras de la literatura brasileña, en su lograda sencillez y falta de mayores pretensiones es una de las grandes obras de nuestra época.

Mi planta de naranja lima. José Mauro de Vasconcelos. Libros del Asteroide. 208 páginas

The Conservative Century. Gregory L. Schneider.

Lo que se ha dado en llamar, en expresión discutible, la “revolución conservadora” en Estados Unidos, es una de las historias intelectuales más interesantes de la segunda mitad del siglo XX. Cómo el país del New Deal, ampliamente estatalista, de los hippies y de la movilización pacifista contra la guerra de Vietnam se transformó en los Estados Unidos de Ronald Reagan, agresivamente anticomunista y capaz de apostar por la iniciativa privada para salir del estancamiento de la década de los 70, supone una transformación radical que bien merece ser estudiada con detenimiento.

Quienes leen en inglés tienen a su disposición un libro que explica este cambio de manera magistral: The Conservative Century. From Reaction to Revolution, firmado por Gregory L. Schneider. El libro en cuestión sigue las distintas etapas del movimiento conservador en su génesis, crecimiento, desarrollo y finalmente acceso al poder. Desde los primeros pioneros, locos solitarios, normalmente intelectuales anticonformistas que no fueron entendidos por casi nadie. Para seguir luego repasando los múltiples campos y las múltiples iniciativas (intelectuales, periodísticas, editoriales, políticas…) en las que fue cristalizando este creciente movimiento hasta alcanzar la etapa más política, con las figuras de Goldwater y Reagan como señeras.

La obra tiene varias cualidades que la hacen especialmente recomendable para quien esté interesado en cuestiones políticas en general y en la política estadounidense en particular: está muy bien escrita, con un estilo sobrio pero atractivo y con ritmo; está inmejorablemente documentado y, sin ser farragoso, tiene tras de sí una bibliografía impresionante; por último, está escrito con cariño hacia el objeto de estudio, sin por ello reducir el rigor u ocultar las debilidades o contradicciones del movimiento conservador. Así, el libro no esconde las tensiones crecientes en el seno del movimiento conservador a medida que se amplían sus fronteras o las contradicciones entre principios y políticas cuando éste accede al poder.

Es difícil hablar de libros definitivos, pero si alguien quiere conocer a fondo quiénes son y de dónde vienen los conservadores norteamericanos y puede leer en inglés, no dudaría en recomendarles este libro.

The Conservative Century. From Reaction to Revolution. Gregory L. Schneider. Rowman & Littlefield. 262 páginas.

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