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Common law. Elio A. Gallego García

Estamos ante un libro que ofrece mucho más de lo que podría aparentar una mirada rápida sobre su título. Y es que el libro de Elio Gallego podría parecer a primera vista que se trata de un estudio apto sólo para eruditos, para interesados en el Derecho constitucional, en la filosofía o en la historia del Derecho, en definitiva, un estudio sugerente pero apto sólo para especialistas.

 

Y sin embargo, pronto comprobamos que el libro es otra cosa. Sí, es un libro que interesará a aquellos estudiosos del derecho, de la historia o de la peculiar experiencia política anglosajona. Pero que encierra suficiente interés para cualquier persona mínimamente culta y con interés sobre las cuestiones que afectan a la vida de la comunidad política.

 

A través del estudio de la vida y obra del jurista y político Sir Edward Coke, una de las figuras clave en la Inglaterra de principios del siglo XVII, el profesor Gallego nos ofrece una serie de agudas reflexiones que desbordan ese tiempo y lugar y que no dejan indiferente a un lector actual. Por poner algunos ejemplos, el análisis del régimen mixto y de cómo las limitaciones y contrapesos institucionales no debilitan a los distintos poderes, al contrario, los fortalecen, es de tremenda actualidad. La explicación de cómo la confusión entre quien pide dinero y quien se lo otorga (que pasa a ser el Parlamento, en una especie de falsa esquizofrenia, frente al modo tradicional en el que Rey y Cortes tienen cada uno su función claramente delimitada) abre las puertas a la tiranía de facto, es algo que constatamos cada día. Por último, la comprensión del derecho como algo que ya existe, que se recibe, se descubre y se declara, en contraposición a los jueces que pretenden crearlo a su antojo, es otra de las cuestiones clave que no han dejado de tomar protagonismo desde los tiempos de Coke.

 

Estas son algunos de las cuestiones, de gran trascendencia, que aborda este libro al hilo de la vida y convicciones de Coke: su protagonismo en la Inglaterra de la época, sus ideas políticas y jurídicas, su concepción del common law y de la labor de la jurisprudencia, y por último su legado (me ha resultado especialmente interesante el contraste entre dos teóricos seguidores de Coke, Burke y Locke, y la distancia real que los separa). Al final, un apéndice extenso con máximas jurídicas entresacadas de la obra de Coke que, en este caso sí, interesarán a especialistas eruditos. Insistimos: no el resto del libro, que supone un acercamiento apasionante a una figura y una época en la que podemos observar en todo su vigor un camino político y jurídico que, por desgracia, se truncó por el racionalismo, pero que sigue siendo relevante para comprender mejor el mundo en que vivimos y buscar cómo salir del callejón al que nos ha llevado.

 

Y una última pregunta que se me resiste: ¿cómo hicieron los ingleses como Coke para compaginar la realidad del origen despótico y arbitrario de la iglesia de Inglaterra con sus convicciones? Se aduce que, en el caso de Coke, ya había nacido en ese estado de cosas, pero lo cierto es que la discriminación contra los católicos y las consecuencias que comportaba era algo muy real, muy “actual”, que a uno le cuesta comprender cómo se compaginaba con unas fuertes convicciones a favor de limitar la arbitrariedad del poder político.

 

Common law. El pensamiento político y jurídico de Sir Edward Coke. Elio A. Gallego García. Editorial Encuentro. 204 páginas

El paraíso en la Puerta. Fabrice Hadjadj.

Fabrice Hadjadj nos ha sorprendido ya en varias ocasiones con un acercamiento diferente a cuestiones clave, una manera de mirar a las cosas que es a la vez fresca, original y profundamente arraigada en la tradición, con especial atención a Santo Tomas y al pensamiento judío, del que es heredero según la carne. El resultado final es una ortodoxia que suena diferente, que aparece como si la escucháramos por primera vez y llegáramos a ella por caminos insospechados. Todo ello, además, aderezado con una erudición teológica, filosófica, literaria, que a algunos puede parecerles excesiva pero que habitualmente resulta brillante.

En esta ocasión Hadjadj aborda el tema del cielo, de la vida eterna, un tema del que los cristianos hablamos poco y que debería estar muy presente en nuestras vidas, pues es el destino que anhelamos y el objeto de nuestra esperanza. De hecho, uno sospecha que la pérdida de esperanza es uno de los grandes males que nos afligen. Hadjadj tiene el acierto de no centrarse sólo en el cielo, sino en el camino que nos lleva a él y de las consecuencias que ese anhelo de cielo tiene en nuestras vidas terrenales. Se incluye aquí unas muy interesantes reflexiones acerca de la que quizás haya sido la mayor lacra social de los últimos cielos: el intento de construir un cielo en la Tierra, que como ya se sabe origina, indefectiblemente, un infierno.

El libro es voluminoso y muy rico, y de él podemos extraer temas y cuestiones que dan para reflexionar y aprender abundantemente… y sin embargo, creo que Hadjadj no se ha librado del todo de la maldición que dicta que hablar de aquello que ni el ojo vio ni el oído oyó siempre deja un regusto a fracaso. Le pasó a Dante, cuyo infierno es mucho más potente que su cielo, y ya en el siglo XX le pasó a Robert Hugh Benson, cuyo Amo del mundo es superior a Alba triunfante. Ahora, en mi opinión, le ha vuelto a pasar a Hadjadj: el libro es valioso, pero no está al nivel de, por ejemplo, La fe de los demonios.

El paraíso en la Puerta. Fabrice Hadjadj. Nuevo inicio. 498 páginas

El caballero de la resignación. Vintila Horia

No gustará esta novela a quienes piensen que en esta vida basta con ser “gente de bien”; tampoco a quienes crean que las dificultades insoslayables y hasta invencibles expulsan al hombre del escenario de la historia para colocarlo en la platea de los espectadores donde podrá deleitarse con sus lágrimas.

Tampoco agradará a quienes saben juzgar de los acontecimientos del pasado pero nunca se sienten implicados en la pregunta por el presente. Y, siendo una novela de aventuras, defraudará a los que estén acostumbrados a que éstas se resuelvan por el azar o con soluciones de chistera.

Vintila Horia nos narra la historia de Radu-Negru, príncipe de Valaquia y que recuerda a Esteban el Grande, considerado por los rumanos como el más grande personaje de su historia.

Pero eso no deja de ser una excusa para lo verdaderamente pretendido, que era ilustrar una frase de Kierkegaard: “El caballero de la resignación renuncia al logro completo y se inclina con toda humildad ante el poder eterno. Es su libertad”.

Valaquia está a punto de caer bajo el dominio del Imperio Otomano. A la muerte de su padre (que maldijo un día a Dios, como también el padre de Kierkegaard), Radu-Negru debe asumir la responsabilidad de su defensa.

Viaja a Venecia para solicitar ayuda y allí descubre un mundo de sensualidad y belleza pero también un modo extraño de entender la libertad y el alcance de las convicciones.

Los acuerdos de Venecia con el Imperio Otomano comprometen a toda la Cristiandad aunque otras miras, mucho más miopes o condicionadas, parecen condicionar la actitud de quienes deberían ser sus defensores.

Vintila Horia no tiene dificultades para ambientar perfectamente el siglo XVII y las batallas, intereses humanos, deseos así como los ambientes urbanos o del bosque en los que se desarrolla la acción.

Pero con el talento de los autores capaces de tener presente el espíritu humano en el suceder de los acontecimientos y la capacidad para descubrir que lo más profundo sucede siempre en el corazón del hombre, pone toda su potencia literaria a favor de algo más grande.

Radu-Negru es el príncipe que ha de renunciar a sus intereses inmediatos para asumir con resignación el destino de su pueblo.

Precisamente Horia señala como una decisión de ese alcance no se toma nunca por la sujeción al destino sino como afirmación de la libertad. Es más, muchas decisiones han de tomarse precisamente para defender esa libertad, que es uno de los dones más grandes que se han concedido al hombre.

Es esta una novela épica que admite muchas lecturas de hondo carácter existencial: desde el modo de afrontar la responsabilidad individual de cada uno hasta la necesidad de no sacrificar el interés individual al servicio del bien común cuando el momento histórico así lo requiere.

La resignación adquiere en esta novela una aureola positiva que no es la de los héroes griegos (sometidos a un destino inapelable) sino la de los hombre libres que se reconocen ante el Eterno.

EL CABALLERO DE LA RESIGNACIÓN. Vintila Horia. Ciudadela. 221 páginas

Publicado por David Amado

El espíritu de Dostoyevski. Nikolay Berdiaev

Para conocer a Dostoyevski, es preciso empatizar con él, nos dice Berdiaev en su estudio sobre el autor ruso. Es más, sólo lo entienden aquellos que quedan profundamente afectados por él. En la vida de algunas personas, como es el caso del autor, haber leído a Dostoyeski supone un antes y un después.

Quien se haya acercado atentamente a Los hermanos Karamazov, Apuntes del subsuelo, Los demonios, Crimen y castigo, o cualquier otra obra del genial autor, habrá experimentado algo parecido, aunque quizás con menor intensidad: Dostoyevski nos adentra, a través de sus personajes, en lo íntimo humano y, muchas veces, nos revela lo más nuclear del corazón.

Apunta Berdiaev desde el inicio, que su tratamiento es pneumatológico (del espíritu) y que no viene a hacer psicología. Aquí el espíritu señala lo más profundo del hombre, tema central en Dostoyevski, que busca saber cual es su destino. Dostoyevski, dice Berdiaev no hace teología, sino antropología, pero el tema del hombre va unido al de Dios y sólo se resuelve en Jesucristo.

En nuestro interior encontramos los sentimientos más contradictorios (capaces de ver la belleza en la Madonna y en Sodoma), porque estamos desdoblados. Pero toda pretensión de resolver analíticamente el enigma humano resulta insuficiente. Dostoyevski lo propone a través de una exposición en que lo novelado permite mostrar las contradicciones (imposibles en un sistema filosófico de cuño racionalista), que harían inviable cualquier silogismo pero que son experiencia común en la vida.

En el corazón del hombre se da la gran batalla entre Dios y el demonio por el hombre. Dostoyevski tiene la genialidad de dejar aflorar en sus personajes y novelas ese magma volcánico y, nos recuerda que hay algo a lo que nunca se puede renunciar, que es la libertad. Por lo mismo nos recuerda que la salvación sólo se encuentra en Jesucristo y que el camino que conduce a ella transita por el sufrimiento. Todo eso lo concibe desde el centro espiritual del hombre, a menudo preterido por lo circunstancial y periférico de la psicología. Ahora bien, el espíritu es turbulento y como tal se revela.

En este gran comentario a la obra del genial novelista ruso, se hace también hincapié en su carácter profético, pues Dostoyevski previó las consecuencias del nihilismo revolucionario, pero sobre todo se incide en su defensa a ultranza de la libertad del hombre. Esa libertad puede entenderse sin límites, totalmente desarraigada, y entonces tiene consecuencias fatales, pero también puede existir la tentación de privar al hombre de ella para darle una felicidad que el hombre no elegiría. Esto es lo que Berdiaev entiende que nos enseña la Leyenda del Gran Inquisidor.

Una vez más descubrimos la fecundidad de un gran autor comentado por otro gran autor. Se nos invita también a adentrarnos en ese diálogo en el que, lejos del humanismo que niega a Dios, se presenta al hombre como un camino para acceder a Él. Dostoyevski anticipó comportamientos y escenarios con los que nosotros nos encontramos ahora y sus intuiciones pueden ayudarnos a orientar nuestro juicio.

EL ESPÍRITU DE DOSTOYEVSKI. Nikolay Berdiaev. Nuevo Inicio. 253 páginas

La balada de Iza. Magda Szabó

Magda Szabó ya nos sorprendió con La puerta, su primera novela traducida al castellano. En La balada de Iza, la autora vuelve a indagar en el difícil mundo de las relaciones humanas. Aunque el argumento gira de nuevo en torno a dos corazones femeninos (Iza y su madre Etelka), Magda Szabó introduce ahora muchos más puntos de referencia (el padre Vince, el antiguo marido, Antal, …). Sin embargo, todo se juega entre madre e hija.

Tras la muerte del padre, Iza decide llevarse a su madre a vivir con ella. Iza es una doctora de prestigio y mujer trabajadora a la que todo el mundo reconoce su entrega. Formalmente nunca falla, está siempre atenta a las necesidades de los demás, muy competente y entregada en su trabajo y generosa. Por eso, tras la muerte del padre, calcula todo lo que necesitará su madre, y se dedica a organizarlo todo.

La madre parece contenta, dentro del luto, porque podrá volver a vivir con su hija, que años atrás se había trasladado a Budapest y apenas venía a visitarlos y, cuando lo hacía, ni siquiera dormía en casa. Las buenas intenciones de la hija y el ambiente propicio no son los adecuados para la anciana pueblerina que cada vez se encierra más en sí misma. Un viaje a su pueblo para colocar una lápida sobre la tumba del marido muerto propiciará un fatal desenlace.

Magda Szabó plantea y desarrolla muy bien, desde las diferentes percepciones de los personajes, el difícil tema de las relaciones humanas, especialmente entre los seres más próximos. La verdad de la relación entre Iza y sus semejantes, especialmente la madre, se nos va revelando con suma cautela.

Es necesario ir ofreciendo al lector los distintos ángulos para centrar la atención en el delicado punto sobre el que la autora quiere llamar la atención. La autora no se precipita a la hora de mostrar los hechos, y en esto es muy fiel a la realidad.

Los personajes de Szabó son comunes, pero nada banales. Es muy fácil identificarse con los silencios densos, la incomunicación soterrada o el egoísmo que se abrigan tras el saber estar, el interés por los demás o el simple cumplimiento del deber. En ese sentido La balada de Iza nos va conduciendo al descubrimiento de un terrible secreto, que es el de la protagonista, pero al que no somos totalmente ajenos

Sin duda una gran novela, cargada de melancolía y con momentos de gran emoción que llevarán al lector del mundo de los personajes al de sus seres inmediatos, a la cotidianeidad, que es difícil juzgar desde fuera, pero ante la que el corazón no es insensible. Y esa es la gran lección de la novela. No basta un mundo en el que todo funciona si el corazón no encuentra en él su plenitud. Magda Szabó describe bien los síntomas y apunta el diagnóstico. Aunque insuficiente no es poco. Cualquier lector, y esperamos que sean muchos, buscará encontrar una respuesta.

LA BALADA DE IZA. Magda Szabó. Mondadori. 287 páginas

Publicado por David Amado

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