search
top

El pretendiente americano. Mark Twain

Escribió Hemingway que “toda la literatura moderna parte de Mark Twain. Antes no había nada“. Aunque la segunda afirmación es ciertamente discutible, lo cierto es que la frescura, ritmo e ingeniosidad que Mark Twain demuestra en El pretendiente americano son argumentos poderosos en favor de la primera.

En efecto, estamos ante una obra desternillante; de hecho este es su carácter más destacado: es divertidísima y quien esto escribe ha de confesar que, en diversas ocasiones, no ha podido reprimir una risa persistente. Twain despliega un arsenal de recursos amplísimo para hacernos disfrutar de una obra que, sin mayores pretensiones, consigue aprisionarnos en una gozosa espera de la próxima pirueta con la que el autor nos va a sorprender. Porque el relato es delirante y la trama inverosímil, más propia de un concurso de jóvenes ebrios para ver quién puede darle una vuelta de rosca más a un argumento que ha perdido ya toda cordura. Y que sin embargo Twain maneja con destreza, valiéndose de jugosos diálogos y de certeros comentarios y descripciones de personajes, mostrando una vez más una maestría que asombró a su tiempo y que no ha perdido nada con el paso de los años (a menudo suena más fresca y actual que la mayoría de escritores de hoy en día).

La novela trata de las pretensiones de la rama familiar norteamericana sobre un condado inglés y de la voluntad del heredero inglés del condado en disputa de abandonar sus privilegios aristocráticos para hacerse un hombre común. Con estos elementos y con la ayuda de unos estrafalarios personajes con los que uno acaba simpatizando, Twain arma una novela de enredo que, no obstante, aborda, aunque sea de modo desenfadado, algunos aspectos serios, tales como la falta de realismo del democratismo o la superchería de ciertas prácticas espiritistas en boga por aquellos años.

Pero insisto, estamos ante una obra que es ante todo pura diversión, puro goce. Uno no puede alimentarse sólo de esto, pero una dieta literaria en la que esta dimensión primordial del disfrute faltase quedaría gravemente afectada.

El pretendiente americano. Mark Twain. Navona. 246 páginas.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>

top