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Ronald Knox. Evelyn Waugh.

Al escribir la biografía de su amigo Ronald Knox, Evelyn Waugh cumplía al mismo tiempo con su tarea de albacea literario y de fino escritor en un ámbito, el biográfico, en el que a pesar de no ser el que más cultivó, ya había incursionando.

Ronald Knox fue un hombre notable: hijo del obispo anglicano de Manchester, alumno de Eton y Oxford, famoso escritor y conferenciante, converso a la Iglesia Católica, capellán católico en Oxford, fino literato, traductor de la Biblia. De hecho, esta biografía se lee casi tanto como un retrato de la vida de la elite intelectual británica de la primera mitad del siglo XX como un semblante del propio personaje. De este modo conoceremos la vida universitaria, los formalismos y las inquietudes de esos círculos, los estragos de las guerras mundiales, especialmente de la Primera, las dificultades para abandonar un entorno, prestigioso, por otro, el de la Iglesia Católica, con evidentes limitaciones humanas, o los enfrentamientos clericales en torno a la traducción de la Biblia al inglés.

Waugh nos deja una obra valiosa, que interesará especialmente a las personas interesadas en la época y el país de los que formó parte Ronald Knox. Sin embargo, quienes busquen al Waugh brillante, incisivo y mordaz, no encontrarán casi rastro del mismo: el autor está preciso, comedido, respetuoso y opta por desaparecer en una obra que resulta pulcra pero en la que los lectores de Waugh pueden echar en falta su característica chispa.

Ronald Knox. Evelyn Waugh. Palabra. 376 páginas

¿Quién puede ser a estas horas? Lemony Snicket

¿Quién puede ser a estas horas? trata de las peripecias de un aprendiz de detective, Lemony Snicket, a quien encargan que devuelva una estatuilla, que no sabemos si es muy valiosa o, por el contrario, no vale nada, a su legítimo propietario (algo que tampoco está muy claro).

La narración está llena de sorpresas y transcurre en un escenario y entre unos personajes que, por decirlo de algún modo, son como mínimo pintorescos. Esto le da a la trama un aire cercano al surrealismo, donde cualquier cosa puede ocurrir, por muy disparatada que sea. Por otra parte, tanto las reflexiones del protagonista como el tono de la narración están repletos de guiños y juegos de palabras agudos hasta un extremo tal que se convierten en el rasgo más característico de la obra.

Esta característica, tan apabullante y que permea todo el libro, agota por su omnipresencia. Lo que se plantea como la principal fortaleza del libro, su agudeza, finalmente acaba cansando por exceso. Y es que hace falta algo más para armar una buena obra de literatura.

¿Quién puede ser a estas horas? Lemony Snicket. La Galera. 272 páginas.

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