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Cataluña hispana. Javier Barraycoa

Llega a nuestras manos un nuevo libro de Javier Barraycoa dedicado a desvelar lo que nos esconde la ideología del poder en Cataluña. Tras Historias Ocultadas del Nacionalismo Catalán hacía falta un libro como Cataluña Hispana. El subtítulo lo dice todo: Historias sorprendentes de la españolidad de Cataluña y el fraude del nacionalismo. Es evidente que el momento es más que oportuno. En medio de una deriva nacionalista y una crisis institucional que va a enturbiar terriblemente las relaciones entre Cataluña y el resto de España, hacía falta que alguien expusiera verdades históricas que permitan entender qué es verdaderamente Cataluña. La tesis del libro es sencilla y contundente: la catalanidad es una concreción particular de la Hispanidad. El nacionalismo catalanista ha “descatalanizado” la verdadera Cataluña para convertirla en una caricatura de sí misma. Por el contrario, al leer Cataluña Hispana de Barraycoa uno se reconcilia consigo mismo, pues vuelve a admirar lo que es Cataluña y se siente orgulloso de lo que ha representado para la Hispanidad.

El texto se estructura a base de pequeñas historias de Cataluña que se entrelazan, desde la romanización hispana, pasando por el reino visigodo, la reconquista, la participación en la Monarquía hispánica y el Imperio, y la lucha contra la modernidad que atentaba contra la esencia tradicional de Cataluña. Y por último, cómo la aparición del nacionalismo aboca a la Cataluña hispana al abismo y la pérdida de su identidad, y posiblemente su desaparición.

El lector descubrirá infinidad de datos históricos que le permitirán ver la historia de España de una forma totalmente nueva y sorprendente. Desde las referencias bíblicas a España, pasando por la proclamación de Barcelona como la primera capital del Reino visigodo de España, el título del Arzobispado de Tarragona como Primado de las Españas, el papel de los condes de Barcelona y sus matrimonios con estirpes castellanas, la verdadera composición étnica de los almogávares, la participación catalana en las grandes gestas de la monarquía hispana, como Lepanto o la conquista de América, etc. Incluso afloran grandes curiosidades desconocidas para el gran público. Entre ellas la formación, por parte de Felipe V, de su guardia de corps (Los Granaderos Reales) con la nobleza catalana; o como las letras oficiales del Himno de España fueron compuestas por un catalán, o cómo los catalanes tenían una profunda devoción al madrileño San Isidro labrador.

La última parte del libro nos descubre una contradicción: por un lado la eclosión españolista que vivió Cataluña en el siglo XIX y, por otra, la aparición el catalanismo. El análisis del origen del catalanismo que nos ofrece este texto es insustituible. Se aborda su emergencia desde su versión más “sacralizada”, como una nueva religión, promovida especialmente por un clero que queriendo imitar la tradición, no hizo más que traicionarla. De una forma clarividente van rastreándose las miserias del nacionalismo, sus odios y auto-odios. Ningún personaje fue más odiado por los catalanistas que el propio Companys. Para demostrarlo el autor sólo tiene que recurrir a los testimonios de los nacionalistas de la época en la que ellos mismos se retrataban y destripaban. El libro acaba con una advertencia y una esperanza. Si bien el nacionalismo está matando los restos de la verdadera Cataluña, también es cierto que tenemos una historia que nos permite redescubrir las grandezas de Cataluña y su sentir plenamente hispano.

La moraleja de esta entretenidísima y apasionante lectura es que si desde el resto de España se desprecia a Cataluña, estamos despreciando a España; y si desde Cataluña se desprecia al resto de España, es que estamos despreciando Cataluña. La política del odio, que han practicado los nacionalistas como casi una secta religiosa, debe ser sustituida por la comprensión de nuestra común historia y la concordia mutua.

En definitiva, un libro indispensable para cualquier catalán que quiera conocer la historia de Cataluña que nos oculta la Generalitat. Y desde luego, para cualquier español que desee conocer la historia de España que deforman las leyes educativas desde hace décadas.

Cataluña hispana. Javier Barraycoa. Libros Libres

Ernie Pike. Hugo Pratt y Héctor Oesterheld

Ernie Pike es el título de una serie de relatos breves en forma de cómic, ambientados en la Segunda Guerra Mundial, con dibujos de Hugo Pratt y guión de Héctor Oesterheld  que se publicaron en la revista Hora Cero principalmente durante los años 60 y que ahora están disponibles agrupados en 5 tomos editados por Norma. A primera vista parecería una nueva versión de Hazañas Bélicas, eso sí, un pelín más sofisticadas y con el aliciente del dibujo, siempre desbordante de vitalidad y de gran eficacia, de Pratt. Debo reconocer que yo mismo me acerqué a esta serie con ese espíritu del que no espera más que una buena obra de género (que, por otra parte, no es poco).

Y sin embargo no contaba con el buen hacer de Héctor Oesterheld, o mejor dicho, y para dejar claro desde ya mismo lo que opino acerca de Ernie Pike, el genio de Oesterheld que trasciende el género para dotarlo de significación universal sin que deje de funcionar como obra de género bélico, con su lenguaje y convenciones. O sea, que estamos ante una obra de arte mayor del género del cómic, entendido éste como un modo de narrativa.

Y es que las historias que el corresponsal de guerra Ernie Pike (inspirado en el real Ernie Pyle, que a diferencia de su correlato de ficción encontró la muerte en 1945 durante la batalla de Okinawa) nos va explicando son al mismo tiempo duras y bellas, tiernas y crueles, como toda guerra y toda vida, en la que todo eso y más se entremezclan de forma a menudo imprevisible. Al igual que en la vida real, en este cómic no encontraremos personajes de bondad sublime enfrentados a otros de insondable perversidad, al contrario, encontraremos personas valientes y con sentido del honor en todos los bandos (ingleses, alemanes, japoneses, italianos, norteamericanos, franceses…), gente que en medio de la brutalidad de la guerra no olvidan quiénes son ni la piedad debida hacia sus semejantes, y también gente ruin, ambiciosa, cruel, mentirosa en todas las naciones que se enfrentaron en esa terrible conflagración mundial. Estamos pues en las antípodas de esas películas y relatos esquemáticos en los que los contendientes se muestran como figurantes de cartón piedra con un cartelito que dice “malo” o “bueno”. Lo que Pratt y Oesterheld nos ofrecen son personas de carne y hueso, con debilidades pero también capaces de sacrificio y piedad.

Los escenarios van de los desiertos del África a la jungla asiática, pasando por el Mediterráneo o los Balcanes, recordándonos que esa terrible guerra realmente conmocionó todo el planeta. A destacar la labor de coloreado de las historias, muy bien resuelta y fiel en todo momento al estilo de Hugo Pratt. Algunos han querido leer Ernie Pike como un alegato antimilitarista; creo sinceramente que la ausencia de esquematismos muestra cómo la guerra es tremenda, y en este sentido la serie no es para nada militarista, pero que también puede haber nobleza en ella, con lo que se aleja de los postulados del pacifismo más doctrinario. Ni una cosa, ni otra, Pratt y Oesterheld nos regalan retazos de vida y de personas que nos recuerdan que, precisamente en las peores circunstancias, los seres humanos somos capaces de ruindades, sí, pero también de heroísmo.

Ernie Pike. Hugo Pratt y Héctor Oesterheld. Norma Editorial

Cuentos para niños. Ramón Gómez de la Serna

¿Escritores de renombre escribiendo para niños? Habitual en otros lares, no deja de ser una rareza en nuestra tradición literaria. No así, por ejemplo, en el mundo anglosajón, donde a un circunspecto T. S. Eliot no se le caían los anillos a la hora de escribir poesías sobre gatos para los hijos de su editor. La presente edición de estos Cuentos para niños de Ramón Gómez de la Serna nos demuestra que también en el ámbito de la literatura española ha habido insignes hombres de letras que han dedicado sus esfuerzos a los lectores de corta edad.

Y con gran acierto, podríamos añadir. Porque si bien es cierto que la prosa de Gómez de la Serna no resulta fácil para un lector infantil, esto es así principalmente por la riqueza de vocabulario empleado. ¿Y bien? ¿No se trata precisamente de eso, de que el niño se esfuerce y de este modo vaya ampliando su léxico y dominando la lengua, que sólo así puede calificarse como propia? La literatura infantil a la moda, esa persistente plaga que se cierne sobre nuestras escuelas, insiste en limitar el número de vocablos nuevos, sujeto muchas veces a una penosa contabilidad que no hace otra cosa que empobrecer la calidad de los textos. Los resultados son patentes en unas generaciones que, en su gran mayoría, dejan de leer a la primera de cambio. Si el niño desconoce el significado de una palabra… ¡perfecto! Una consulta a sus padres o al diccionario harán que se acreciente el tesoro de signos con significado que posee y que de este modo el niño pueda seguir avanzando en el dominio del idioma y en el disfrute que lleva aparejado.

Porque, no nos engañemos, uno sólo lee aquello con lo que disfruta, aunque le cueste. Leer estos cuentos suponen un cierto esfuerzo, para nada insalvable, pero lo que sí está asegurado es el intenso deleite que provocan en el lector. Sorprende observar cómo lo que tenía efecto en los niños de la década de los años veinte sigue provocando la carcajada de los niños de principios del XXI. Pero es que Ramón Gómez de la Serna muestra en estos relatos toda su maestría para pasar de lo tierno a lo cómico con una delicadeza y una facilidad que continúan cautivando al lector.

Las aventuras de Javierín y su minúscula niñera en un Bazar repleto de objetos que parecen cobrar vida,  las andanzas de un marquesito en una tarde de circo accidentada, las cuitas de Julio por los tejados y una brillante incursión en el terreno del teatro infantil es lo que nos ofrece este libro de aire cuidado que recupera la edición original de la obra. En ella destacan por méritos propios las ilustraciones de Rafael Barradas, un prodigio de exquisitez y buen gusto que, una vez más, sabe expresar a las mil maravillas los matices, en ocasiones conmovedores, más a menudo hilarantes, de un texto magistral que mantiene toda su frescura.

Sirvan estas líneas finales para reconocer la encomiable labor de Libros Clan a la hora de recuperar, en edición cuidadísima, esta pequeña muestra de gran literatura para pequeños.

 

Cuentos para niños. Ramón Gómez de la Serna. Libros Clan. 125 páginas.

 

El secreto del relojero. Tonke Dragt

Tonke Dragt es una de las voces más importantes y premiadas en el mundo de la literatura infantil y juvenil actual, con obras de indudable mérito en su haber. En esta ocasión Siruela nos brinda una obra menor, un divertimento en torno al concepto de tiempo, titulado El secreto del relojero. La obra destaca en primer lugar por algo que ya viene siendo una constante en el tándem Dragt-Siruela: estamos ante un libro bello, editado con cuidado en cada uno de sus detalles, rico en ilustraciones que tienen interés en sí mismas y que no sólo acompañan, sino que complementan la narración.

En lo que se refiere al ritmo de la narración y a la calidad de la misma no sorprenderemos a nadie si decimos que está plenamente conseguida. A Tonke Dragt le sobra oficio para construir un relato que atrape al lector y lo hace desde una construcción impecable y para nada trivial. En tiempos en que parece que para interesar al lector uno debe abocarse a un festín de diálogos, interjecciones y onomatopeyas, se agradece que aún existan escritores que apuestan por un lenguaje cuidado.

El tema abordado, el del tiempo y, más en concreto, la posibilidad de viajar a través del tiempo y las consecuencias que el uso de esa máquina del tiempo pueden producir, no es nuevo. Dragt es, y así lo puede observar con cierta facilidad cualquier lector avezado, deudora de la abundante literatura acerca de las máquinas del tiempo. Uno, que no es un lector novel, no puede dejar de adivinar influencias numerosas, que aquí son utilizadas por la autora, algo que no nos parece recriminable, al contrario. Desde el obvio H. G. Wells a incluso las películas Regreso al futuro, pasando por Verne, Tonke Dragt retoma un tema clásico para esta obrita de género que, por otra parte presenta como dos manuscritos encontrados, en parte coincidentes, en parte contradictorios.

Estamos pues ante una obra interesante y formalmente bien montada, que no obstante adolece de un par de defectos, de mayor o menor importancia. En primer lugar, la obra no aporta nada nuevo al género. Defecto menor, pues no se trata de revolucionar la historia de la literatura con cada obrita que aparece y el uso de situaciones y argumentos provenientes de otras obras no sólo es legítimo, sino que incluso puede ser una virtud. Ahora bien, uno hubiera agradecido algún giro inesperado, una aportación personal que sumar al género de la literatura de viajes a través del tiempo. El segundo defecto es, a mi parecer, mayor: su final abierto. Es posible que yo sea un simple y no sepa apreciar la valentía de un final abierto, pero lo cierto es que siempre me han molestado y me han parecido la salida fácil, y a menudo deshonesta, de quien se ha metido en un embrollo argumental y no sabe por dónde salirse. Casi todas las veces que el autor me ha trasladado la responsabilidad de concluir el relato he sentido una desagradable sensación de estafa. Continúo pensando que Tonke Dragt es una gran escritora y el mismo libro lo confirma, pues se lee con agrado y, a pesar de todo, uno guarda un buen recuerdo del mismo después de su lectura, pero creo que hubiera sido deseable algo más de ambición para resolver un relato que la propia autora ha ido complicando, con gran acierto, pero para el que nos deja con la miel en los labios.

El secreto del relojero. Tonke Dragt. Siruela. 144 páginas

Josep Torras i Bages. Eduardo Arroyo

Vivimos en un país desagradecido y, por desgracia, acomplejado: no puede entenderse de otro modo el silencio que cae sobre la mayor parte de nuestros hombres de talla universal. Y entre ellos, Torras i Bages no es el menor. Si en vez de haber nacido en un pequeño pueblo cercano a Vilafranca del Penedés y de haber pasado la mayor parte de su vida en Vic hubiera nacido en, pongamos, Francia o Inglaterra, su nombre sería citado por doquier (en cuanto a su lectura, ésta ni siquiera está asegurada para los de allende los Pirineos). En cualquier caso, Eduardo Arroyo llega a nuestro panorama editorial cargado de entusiasmo a vindicar la figura del que fue calificado como patriarca espiritual de Cataluña y que, sin lugar a dudas, merece un lugar destacado en nuestra memoria. Bienvenida sea esta iniciativa.

Arroyo nos presenta pues una biografía breve pero completa, que se lee de corrido y nos deja con las ganas de conocer más del biografiado (objetivo éste, creo yo, inconfeso pero último del autor). La biografía se divide en dos bloques: uno primero más cronológico y que atiende a los, digamos, hechos externos de la vida de Torras i Bages; mientras que el segundo aborda su trayectoria intelectual, deteniéndose en los aspectos más relevantes del pensamiento del obispo de Vic. Arroyo siempre mantiene el ritmo que necesita una buena narración, sin detenerse en detalles excesivos pero sin caer en la superficialidad, guiado en todo momento por un entusiasmo que contagia y que se trasluce en cada frase.

Además de su entusiasmo, el autor demuestra conocer en profundidad la vida y obra de Torras i Bages. Es más, respeta al biografiado, lo que no es tan frecuente. Nos explicaremos: abundan en las modernas biografías las relecturas, las interpretaciones, los juicios hechos desde parámetros contemporáneos, lo que suele deformar al biografiado de tal modo que si pudiera salir de su tumba no se reconocería a sí mismo. El gran acierto de Eduardo Arroyo es presentarnos a Torras i Bages tal y como era, tal y como se veía a sí mismo. Esto es, en primer lugar y por encima de todo, a un sacerdote, un pastor de almas dispuesto a lo que fuera por salvarlas, un hombre fiel al Papa (sus diversos viajes a Roma así lo atestiguan). Si se desconoce esta dimensión espiritual y pastoral se cae irremisiblemente en la caricatura y la mistificación.

El segundo gran escollo en relación a Torras i Bages es su postura política y su relación con el entonces naciente nacionalismo catalán. Una mirada atenta a su obra nos muestra que, siempre de acuerdo con las enseñanzas del magisterio católico, Torras defiende un regionalismo muy vinculado a la experiencia vital del pueblo, campesino, del que siempre se sintió parte, y animada en todo momento por la religión católica. No puede extrañar, pues, su probado amor a España que nace del amor a Cataluña; en definitiva, el sentir común a lo largo de siglos entre los catalanes, por extraño que pueda parecerles a algunos. Destacar también el interesantísmo capítulo dedicado a las ideas estéticas del obispo, plasmación de su sólida formación tomista y su preocupación por la transmisión de la fe católica.

Hay que agradecer al editor la profusión fotográfica que nos acerca aún más si cabe a la vida de Torras i Bages y nos ayuda a comprenderlo mejor. Y al autor, pedirle que siga divulgando la figura del obispo de Vic; esperamos que esta biografía sea el punto de partida de una renovada atención a su magna obra. A tenor de lo leído en esta obra, estamos seguros de que valdrá la pena este redescubrimiento.

 

Josep Torras i Bages. Eduardo Arroyo. Infiesta Editor. 96 páginas.

 

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